viernes, 3 de agosto de 2012

ABUELOS EN LUCHA

Tengo muy fresco el recuerdo de los abuelos de antaño. En las casas, ocupaban siempre un lugar fijo. Inmóviles, añorantes. Su mayor ocupación consistía en pelearse con los hijos y las nueras, malcriar un poco a los nietos y, una vez en la calle, el tute o la contemplación de las obras. Nuestra sociedad, desagradecida, marginó a la gente mayor como a una clase inutil. Durante unos años, parecía que su destino sólo podía ser el paseo ocioso o la reclusión en una residencia. Sombras figutivas de lo que fueron. Pero mira por donde, la crisis gigantesca que estamos sufriendo ha dado un vuelco a esa situación. De repente, los abuelos han dejado de ser aquella clase ociosa o desterrada. Y se han convertido en protagonistas. Desde hace unos años, los abuelos se han dedicado a guardar los niños, a comprar en el mercado, ir y volver de la escuela. Y ahora que las cosas pintan cada vez peor, han dado todavía un paso más adelante. Se han convertido en los defensores de sus unidades familiares. Abuelos que están manteniendo no sólo a sus hijos, sino incluso a sus nietos. Abuelos que se colocan el chaleco fosfi y salen a la calle para protestar contra los bancos, denunciar los atropellos y las injusticias, que levantan la bandera contra lo que está pasando. ¿Son los abuelos los que han cambiado? No, en realidad ellos siguen siendo los mismos. ha sido la propia sociedad que, después de años de abandono y egoismo, se ve ahora desamparada. Y ellos, que en teoría ya no deberían hacer nada en la vida, dan la cara, luchan y se plantan. Qué lección tan profunda para todos estos años que han hecho de la juventud y la adolescencia permanente los parámetros de ideal social. Pensando sólo en el consumo. La vuelta de los abuelos supone el reconocimiento de la humanidad y los valores que parecían caducos y atrasados. Tome nota el que sepa hacerlo.