viernes, 4 de noviembre de 2011

GOTICISMOS


Estos días ha adquirido protagonismo el retablo gótico de la Seo de Palma, olvidado y marginado durante mucho tiempo. En el XIX, J. B. Laurens realizó una encendida defensa de esa importante obra de arte, oculta desde el XVIII tras el retablo barroco. Gaudí, cuando emprendió su atrevida reforma, lo desmembró y colocó dos cuerpos superpuestos sobre la entrada interior del portal del Mirador.

 El término “gótico” llegó a ser peyorativo durante siglos. Cuando auténticas maravillas de este estilo eran arrinconadas o empastichadas sin reparo alguno. Fue con la llegada del romanticismo, como nos lo demuestra el elogio de Laurens, cuando se volvió a rehabilitar. Porque evocaba un ideal místico, misterioso y arrebatado de esa Edad Media que se puso de moda.

Para muchos, este retablo -incluso alterado en su disposición- es uno de los elementos más bellos de la Seo. Su exquisita filigrana, sus arcadas y crestas, evocan realmente la figura de llamas del espíritu. Con la particularidad, además, de que estaba concebido como una obra transparente. Lo cual acentúa todavía más su airosidad.

De él nos quedan varias figuras. Pero la más destacable sin duda es la conocida como Nostra Dona de la Seu. Es una pena que, al estar en la capilla de la Trinitat en el ábside, no pueda contemplarse desde cerca. Es una escultura esbelta y elegante, de expresión sonriente. Y tiene una particularidad muy especial, ya que servía también de sagrario. En su parte inferior, una cancela se abre estirando una cuerda, y aparece una decoración de cielo estrellado. El hueco del sagrario.
Las metáforas de esta obra gótica nos llevan a muchas ensoñaciones. El fuego policromado y flamígero que sube hacia las alturas de la Trascendencia, el interior de la figura femenina con el firmamento, representando la infinitud que habita en las oscuridades del alma.

Cualquier amante del arte, sean cuales sean sus creencias, debería pasar de vez en cuando bajo este elemento de la Catedral. Contemplar los detalles, ahora restaurados, del armazón gótico. Imaginar la figura de Nostra Dona presidiendo el templo. Con su interior secreto, lleno de constelaciones.

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