lunes, 28 de noviembre de 2011

CANCIÓN TRISTE DE SON REAL


Son Real es una de las joyas de la corona de nuestro patrimonio. Puede parecer un tópico, pero es verdad. En esta finca de Santa Margalida se concentra una auténtica representación de la secuencia histórica mallorquina. Restos megalíticos de las primeras poblaciones, cuevas de enterramiento, navetas, un enorme poblado talayótico sin excavar, una zona funeraria única en toda la isla, canteras, un establecimiento romano, restos medievales... Y además un paisaje dunar, boscoso y agrícola de primera categoría.


Parecía que tras la compra de la finca por el Govern, la finca iba a desarrollar sus inmensas posibilidades. La triste evidencia, nueve años después, es que no. Ni uno solo de los gestores de este patrimonio ha tenido el menor plan de actuación integral. Tras algunas obras en las casas y el montaje de un pequeño centro de intepretación, los proyectos de alcance han quedado en nada. Empezando por los arqueológicos, los más urgentes. La finca ha estado mucho tiempo convertida en una especie de coto privado para matances y comidas domingueras. Y recientemente ha sido noticia por una exhibición absurda de banderas.

Mientras tanto, el gran poblado talayótico que ya identificó Guillem Rosselló Bordoy sirve... de aparcamiento. Su investigación permitiría tal vez explicar la singularidad de la necrópolis de Punta Fenicis. El mar, que ya destruyó el extraordinario conjunto de la Illa des Porros, también se va comiendo lentamente la necrópolis.


Una investigación proporcionaría claves fundamentales para entender la organización territorial de la Mallorca protohistórica. Abriría nuevos horizontes y caminos sobre una parte muy poco conocida de nuestro pasado. Pero para ello hace falta una voluntad política. Que no ha existido. Por incapacidad, desidia o ignorancia. O por las tres cosas. Es una muestra patética de lo que puede ocurrir cuando auténticas joyas caen en manos de quienes no están capacitados para comprender su importancia.

De todas las posibilidades que tenía este lugar cuando entró a formar parte del patrimonio público, apenas ninguna se ha cumplido. Hoy, con la crisis, el destino que le espera resulta oscuro.

Son Real nos demuestra la nefasta idea de la cultura que han tenido la mayoría de los gobernantes, fuera cual fuera su signo. Han confundido cultura con paripé, foto en la prensa, o relaciones clientelares. Tópicos, viajes y cenáculos. Pero sin alcance ni proyección de fondo. La cultura de base está desasistida. Y es algo que se paga caro. La historia lo demuestra.

Es cierto que la crisis económica nos ahoga. Pero no saldremos nunca del abismo sin unos factores imprescindibles: la educación y la inteligencia. Y ellos son fruto de la verdadera cultura, la que potencia el conocimiento, la empatía y la sensibilidad.

La que necesita de lugares como Son Real.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

RENDEZ-VOUS CON ODISEO



Hace unos cuantos años estuve estudiando la figura de Odiseo. Siempre me ha fascinado, como primer hombre moderno y occidetal de nuestra literatura. En cierto modo héroe "malgré lui", contradictorio, tierno y despiadado, profundamente humano.


 A partir de la versión de "La Odisea" traducida por Leconte de Lisle escribí un monólogo extractado. Procurando obviar las muchas intervenciones de los dioses. Y dejar a solas a Odiseo con su destino, el mar, las mujeres...


Ahora, el próximo viernes, tengo la oportunidad de verlo en escena. Representado por el gran Rodo Gener, que hace una estupenda creación.

Y una vez, me fascina ese Odiseo. Tan empático con nosotros. Quizás aun más en estos tiempos de incertidumbre y tribulación.

ESCENARIOS TRÁGICOS


 
Los paisajes parecen tener también su propio destino. Como si una fuerza oculta les llevase a determinados equinoccios. Igual que ocurre con ciertas personas, que dirías abocadas al éxito o la tragedia. Sin que aparentemente puedan evitarlo.

Últimamente impresiona el negro hado que se ha cernido sobre los acantilados de Cap Enderrocat o Cap Blanc. Convertidos en el balcón de los suicidas.

 De la gravedad de la coyuntura que padecemos dan buena cuenta esas muertes voluntarias. Impulsadas por el desánimo absoluto o la desesperación. Pero, curiosamente, parece como si en ese trance terrible de abandonar este mundo, también los desesperados buscaran un escenario metafórico. Un decorado acorde con su cataclismo anímico.

 Quien haya paseado por esas terrazas acantiladas, habrá percibido ese destino oculto. Son lugares de una gran desolación. Marcados por un cielo abrumador, sin contrapunto. Y ese mar que se extiende por todos lados como una alfombra hacia el infinito.

 Esta zona de marina tiene una vegetación hirsuta, un suelo muy pedregoso. Y cuando te asomas a los despeñaderos, ves bocas y oquedades oscuras. Abiertas como presentimientos.

 Piensas en el trágico contrasentido de quienes, por no seguir sufriendo, se entregan sin embargo a esta visión escalofriante. Esa soledad absoluta, ese vacío metafísico. Qué valor hay que tener para arrojarse por esos abismos. Casi más valor que para seguir lidiando con los problemas. Pero es que en las profundidades del alma las corrientes y los ríos subterráneos son imprevisibles, inexplicables en el sentido literal de la palabra.

 Desde la ciudad, vemos a lo lejos esa costa recortada, desierta. Durante mucho tiempo sólo fue escenario de canteras y contrabandistas. Hoy en día, las urbanizaciones van cubriendo gradualmente sus alturas.

 Pero incluso así, no han perdido su hálito de lugar extremo. Balcón sobre la vida y la muerte.

 Y tal vez por ello, hasta allí dirigen sus últimos pasos los suicidas.

sábado, 19 de noviembre de 2011

MIS AMIGOS MÁS

Versión de "Les copains d'abord" de Brassens.

Por fortuna puedo pedir perdón a muchos amigos más que no he podido poner en el vídeo.


viernes, 18 de noviembre de 2011

PARAGUAS ROTOS



Los días de mucha lluvia nos ofrecen un dramático espectáculo. De repente, en cualquier esquina o avenida, aparece un paraguas quebrado. Es una silueta que a lo lejos dirías que corresponde a un animal muerto. Quizás por la forma dislocada, por esa varilla que se levanta hacia el cielo como en un gesto póstumo, por el cuerpo oscuro pegado al suelo.

Pero cuando te acercas contemplas que no es un animal, sino un paraguas al que volteó el viento. Dejándolo inservible. Te imaginas la escena, porque en alguna ocasión también la has padecido. De repente, el temporal parece adquirir una potencia demente. El paraguas comienza a estremecerse, a voltearse a impulsos de los remolinos.

No hay nada más trágico y más estúpido al mismo tiempo que luchar contra ese paraguas fuera de control, que parece haber adquirido vida propia. Y que en lugar de evitarte el chaparrón lo que hace es rociarte de pies a cabeza. Te da la impresión de que estás en las tripas de una lavadora en el momento del aclarado.

El momento definitivo llega cuando el paraguas se voltea. Queda grotescamente del revés, lo que generalmente implica que se rompa alguna varilla o se deshagan sus sujeciones.
El paragüista se encuentra entonces en medio de la calle, con un artefacto inservible en las manos, empapado y sin protección. Es normal que su primera reacción sea arrojar lejos de sí al paraguas traidor, y entre mascullaciones, salir corriendo en busca del primer abrigo.

El pobre paraguas, perdida su función, se convierte en un desecho público. A nadie se le ocurrirá recogerlo, y su exposición a las miradas de los viandantes constituye una especie de última humillación. De esta forma su ex-dueño deja claro que ese trasto ya no le sirve para nada.

No es por querer sacar moralejas, pero he conocido algunas personas que hacen lo mismo con los demás. Cuando ya no les sirven, procuran tirarlos a la basura y que todo el mundo se entere.

jueves, 17 de noviembre de 2011

EL MONÓLOGO DE ODISEO



El próximo viernes estrenamos el monólogo de Odiseo. El carismático Rodo Gener es el héroe de Itaca. Se trata de una versión de La Odisea a partir del relato que hace Odiseo al rey de los feacios. 
Odiseo como arquetipo, como símbolo, como primer hombre occidental.
Un personaje que nos trasciende a todos.
 En el Club Diario de Mallorca a las 20 horas. Entrada libre.

domingo, 6 de noviembre de 2011

HORARIO DE OTOÑO




El otoño introduce otro ritmo de vida. En verano suelo repartir mi horario entre varias estaciones. La hora del pájaro comprende la mañana, que aprovechas para hacer cosas y trabajar. La hora del lagarto, largo equinoccio siestil cuando apenas puedes salir al exterior. La hora del gato, cuando sales por fin a darte un baño crepuscular y recuperas un poco la acariciabilidad de las cosas. Y la hora del lobo, que siempre es la alta noche.

En otoño la hora del lagarto es sustituida por la hora de la liebre. Por la mañana, te levantas para contemplar las nubes enalgodonadas en las montañas. Vuelves enseguida a casa para huir de la lluvia y encender las primeras estufas. Trabajas contemplando por la ventana esas teologías de grises que abren o cierran el horizonte.

Y después de comer, sales a toda velocidad como liebre. Para aprovechar el escaso tiempo del paseo con luz de día. Sobre todo el momento en que se pone el sol, sobre las 6, y la piedra arenisca adquiere un color de rey Midas, dorada y fulgente. Mientras el cielo se combina con azules cobalto y nubes diagonales. Vuelves a casa y ya es de noche. Como todavía no es tiempo de encender la chimenea, esas veladas se hacen largas y un poco melancólicas. Te sorprendes a las ocho, mirando la oscuridad. Dando la vuelta a la pecera oscura de los recuerdos. Mientras la lluvia repiquetea en los cristales como pidiéndote entrar.

viernes, 4 de noviembre de 2011

GOTICISMOS


Estos días ha adquirido protagonismo el retablo gótico de la Seo de Palma, olvidado y marginado durante mucho tiempo. En el XIX, J. B. Laurens realizó una encendida defensa de esa importante obra de arte, oculta desde el XVIII tras el retablo barroco. Gaudí, cuando emprendió su atrevida reforma, lo desmembró y colocó dos cuerpos superpuestos sobre la entrada interior del portal del Mirador.

 El término “gótico” llegó a ser peyorativo durante siglos. Cuando auténticas maravillas de este estilo eran arrinconadas o empastichadas sin reparo alguno. Fue con la llegada del romanticismo, como nos lo demuestra el elogio de Laurens, cuando se volvió a rehabilitar. Porque evocaba un ideal místico, misterioso y arrebatado de esa Edad Media que se puso de moda.

Para muchos, este retablo -incluso alterado en su disposición- es uno de los elementos más bellos de la Seo. Su exquisita filigrana, sus arcadas y crestas, evocan realmente la figura de llamas del espíritu. Con la particularidad, además, de que estaba concebido como una obra transparente. Lo cual acentúa todavía más su airosidad.

De él nos quedan varias figuras. Pero la más destacable sin duda es la conocida como Nostra Dona de la Seu. Es una pena que, al estar en la capilla de la Trinitat en el ábside, no pueda contemplarse desde cerca. Es una escultura esbelta y elegante, de expresión sonriente. Y tiene una particularidad muy especial, ya que servía también de sagrario. En su parte inferior, una cancela se abre estirando una cuerda, y aparece una decoración de cielo estrellado. El hueco del sagrario.
Las metáforas de esta obra gótica nos llevan a muchas ensoñaciones. El fuego policromado y flamígero que sube hacia las alturas de la Trascendencia, el interior de la figura femenina con el firmamento, representando la infinitud que habita en las oscuridades del alma.

Cualquier amante del arte, sean cuales sean sus creencias, debería pasar de vez en cuando bajo este elemento de la Catedral. Contemplar los detalles, ahora restaurados, del armazón gótico. Imaginar la figura de Nostra Dona presidiendo el templo. Con su interior secreto, lleno de constelaciones.