domingo, 15 de mayo de 2011

HISTORIA OSCURA





Sobre la cama tengo colgado un viejo cuadro. No es demasiado bueno, pero muestra una combinación de colores agradable. Representa un bosque, con un riachuelo, y al fondo una casa de campo. Los verdes, las luces, transmiten una sensación de serenidad. Pero si cuelga allí no es por sus méritos artísticos. En realidad, lo rescaté de un armario, porque es uno de esos cuadros que te acompañan desde la más remota infancia.


Lo recuerdo en el recibidor de la casa paterna. Cuando era muy pequeño ya me llamaba la atención aquella casita del bosque. Luego, no sé por qué, resultó desplazado. Y pasó a un rincón del pasillo, donde apenas se le podía ver. Más tarde ya no recuerdo nada de él hasta que, después de morir mi padre, apareció guardado. Y me lo llevé al piso que entonces tenía en Barcelona. Allí tampoco es que ocupara un lugar de honor. Estaba encima de la tabla de la plancha. Me gustaba mirarlo mientras intentaba quitar las arrugas de las camisas.


Hoy, por depositario de tantos recuerdos, por fin ha conseguido un lugar de honor. En la cabecera de los sueños.


La historia de este humilde cuadro me ha hecho pensar en la historia oscura, no escrita, de tantas y tantas cosas. Si una pintura como esa ya tiene su trayectoria y guarda muchos recuerdos, qué no ha de conservar por ejemplo un relieve de la Seu, un retrato del siglo XVIII, un mueblo estilo imperio.


Pasamos delante de esos objetos llenos de rostros, voces, presencias, historias ya desaparecidas, y lo hacemos con indiferencia. Sin pensar que a lo mejor un “botifler” empelucado ya lo admiraba en silencio hace doscientos años. O una mujer de luto suspiraba frente a él. Y en todo ese tiempo, lo que habrá visto, los recuerdos que guardará en su memoria invisible.


Naturalmente que nunca podremos hacer hablar a esos objetos históricos. Nos quedaremos con las ganas de saber cuál ha sido su vida, su experiencia. Pero algo sí que podemos hacer. Tratarlos con respeto, dar por supuesto su valor como testimonio, reconocer en ellos la huella de los que nos precedieron. Su historia oscura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

L'ànima dels objectes, un misteri per qui para a pensar en les histories que guarden.
Pot ser algún dia conseguirem llegir dintre dels objectes.

Una abraçada


Davit