lunes, 31 de enero de 2011

POR LA CARA





A veces no hacen falta grandes teorías políticas. La cara, la ética, lo dicen todo.


sábado, 22 de enero de 2011

PRESENTACIÓN DE LA PRIMERA PARTE DEL INVENTARIO DEL CEMENTERIO


























El jueves 27 a las 19'30 se presenta en la sede de ARCA la primera parte del inventario patrimonial del Cementerio de Palma. Se trata de un trabajo elaborado a partir del mes de abril de 2010 por un equipo compuesto por Joan Fàbregues como documentalista, Bel Forteza como fotógrafa, Adrià Ferrà como ayudante y un servidor.

Hemos elaborado más de 3.600 fichas de sepulturas individuales de la zona conocida como Sector 2 o Cementeri Vell, que fue el primer recinto del siglo XIX.

Gracias al estudio de la documentación se han identificado obras de autores como Antonio Vaquer Noguera, Antoni Sureda i Villalonga, Marc Llinàs, Gaspar Bennàssar, Jaume Alenyar.... En general, los mejores escultores, maestros de obra y arquitectos del siglo XIX trabajaron en esta zona.

A partir de estas fichas se podrán declarar bienes culturales y dictar medidas de protección para los monumentos de mayor relevancia, hasta ahora completamente olvidados.

Para este año 2011 está previsto completar el inventario con las fichas del Sector 1 o cementerio de finales del XIX y principios del XX.


Presentación del inventario en pdf:

http://www.mediafire.com/?yb8a3bcoyirs8oq

jueves, 20 de enero de 2011


Muerte y duelo: Te lo contare en un viaje
Cargado por raulespert. - Vídeos de ecología, sociedad, economía y sostenibilidad.

martes, 18 de enero de 2011

CONFERENCIA SOBRE LA PRENSA

El GOB ha tenido la gentileza de invitarme a dar una conferencia en el marco de su diada Participativa, el sábado 22 de enero a las 12 h en la Misericòrdia.

Parece mentira que después de tantos años (llevo desde la década de los 70 escuchando el tema) sea todavía una triste actualidad.

domingo, 16 de enero de 2011

BALONES PERDIDOS


En la infancia pasas por dos dramas cotidianos. Experiencias compartidas por millones de niños, que recordarán aquel trauma toda su vida. El primero es perder un globo. Qué cosa más simbólica y terrible. Cuando aquel balón de color vivo, rozagante y terso, de repente se escapa de entre tus dedos. Intentas agarrar su rabo inútilmente. Y ves como el mismo globo que hace unos segundos llevabas en la mano comienza a ascender, pasa por las hojas de los árboles, por las ventanas de los edificios, hasta perderse en la inmensidad del cielo.

Todos los niños se han preguntado alguna vez qué pasa con el globo perdido. ¿Sigue volando sin parar hasta llegar al espacio exterior? ¿Llega un momento en que desfallece, se arruga, y comienza a caer hasta llegar al suelo? Inerme, muerto, perdido. Lejos de su dueño que lo buscará en vano.

El segundo drama es la pelota perdida. ¿Quién no ha jugado de pequeño y de repente, pom, le das al balón y este llega a un lugar inverosímil? Se queda entre las ramas de un árbol altísimo, pasa la cerca de un convento. Se clava en una reja, queda en el alféizar de una ventana inaccesible.

Cuando la pelota desaparece, su ausencia resulta más llevadera. Pero en ciertas ocasiones el destino parece complacerse en la burla, y el esférico queda bien a la vista. Exhibido de forma que cada día pasas por delante y lo ves allá, fuera de tu alcance, mientras se llena de polvo y cagadas de paloma. Hasta deshincharse lentamente, ensimismado en su propia decadencia.

Existe una metáfora profunda en esas pérdidas. Porque en cierto modo representan la propia infancia que, un día u otro, sale volando hacia las nubes oscuras de lo adulto. O se queda enganchada en lo alto de un muro. Podrás evocarla, incluso contemplarla de lejos. Pero la habrás perdido para siempre.

miércoles, 12 de enero de 2011

miércoles, 5 de enero de 2011

martes, 4 de enero de 2011

sábado, 1 de enero de 2011

ÁRBOLES SÍGNICOS




La vida se desarrolla aquí abajo. Las calles, la gente, los coches. Pero a tus espaldas muchas veces se levantan perfiles montañosos. Y en ellos destacan las siluetas solitarias de grandes árboles.

Cuando estás en medio del barullo cotidiano, basta que levantes la vista para se conviertan en un signo. Están allí, presidiéndolo todo, en la soledad absoluta, lejos del ruido y del acontecer doméstico.

Esos árboles merecen casi un culto. Porque nos tutelan. Nos recuerdan incluso en medio de las situaciones más estúpidas, que hay un sentido vertical de la vida. Una florescencia cósmica que abre sus brazos y se dirige a la luna, las nubes, el cielo azul. Son el contrapunto a la vida caracolera y pegada al suelo a la que todos tendemos.

La pena es que nadie les hace el menor caso.