jueves, 21 de enero de 2010

MORIR, DORMIR, TAL VEZ SOÑAR



 ¿Hasta qué punto nos condiciona el escenario? ¿Dormimos y soñamos igual en un lugar que en otro?

La experiencia nos dice que no. Hace unos años, volví a una antigua habitación dormitorio. Allí pasé unos cuantos años muy intensos. Y no recuerdo haber dormido exageramente bien en aquella época. Me molestaban los ruidos, se filtraba la luz.

Sin embargo, en aquella visita posterior, fue como si la habitación me arropase con cariño de madre. Me subiese la manta hasta la nariz, me envolviese con el edredón. Me sentí absolutamente acogido y durante dos o tres noches dormí y soñé como nunca lo había hecho antes.

¿Cómo explicarlo? También me ha ocurrido lo contrario. Entrar en alcobas que nada más apagar la luz te producen frío de alma, te generan sueños complicados, alambrespínicos, de los que despiertas cansado, inquieto.

¿Existe un diálogo con el espacio? ¿O es que lo sueños acumulados se depositan en una atmósfera flotante, capaz de actuar sobre tu inconsciencia?


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