lunes, 8 de junio de 2009

BIBLIOTECA ETERNIDAD



En este mundo que nos ha tocado vivir, han desaparecido los grandes conceptos de la historia del hombre. Casi no se habla de la Muerte, de la Inmortalidad, del Destino. Esas ideas universales que parecían dibujar con dedos de nube algún tipo de justificación en el cielo azul de nuestra existencia.

Por eso, huérfanos de grandes sensaciones, tenemos que buscar en los sitios más insospechados las correspondientes equivalencias. Sospechas, intuiciones.

Si, por ejemplo, alguien quiere tener una imagen aproximada de eso que llamaron los antiguos "eternidad", lo tiene difícil. Los paisajes no se escapan a las urbanizaciones. Los edificios caen. Los nombres se pierden.

Lo mejor que puede hacerse es ir a una biblioteca.

A veces, uno se detiene delante de esas estanterías con libros absolutamente inusuales, de rarísimo interés. "Manual de teología caldea", "Poetas hebreos de la Alta Silesia", "El concepto de Espíritu Santo en el falso Dionisio Aeropagita".

Para saber qué es la eternidad, basta con solicitar uno de esos tomos y sopesarlo. Oler el aroma a polvo, palpar sus hojas todavía por abrir. Y pensar que solamente un auténtico erudito, un extravagante como nosotros, lo habrá consultado hace a lo mejor veinte años. Y que, una vez lo depositemos de nuevo en el anaquel, pasarán a lo mejor cincuenta, cien, doscientos años en que alguien más se interese por este mismo libro.

Esa existencia oculta, densa y silenciosa. Pervivencia en el tiempo donde no hay tiempo, es la eternidad. Podemos tenerla entre las manos, con sólo rellenar un impresito.

No hay comentarios: